martes, marzo 11

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Pero ahora tengo no una, no dos, sino *tres* cicatrices. Una en el ombligo que ‘te prometo no se va a ver’, me dijeron. Otra un poco más allá de mi ombligo, de pongámosle un centímetro y algo, formando un perfecto isósceles con mi lunar preferido que si compitiera en un concurso de lunares, ganaría sin dudas el premio al más sexy. Después otra más hacia el sur, de la misma longitud. Todas prolijamente cosidas.

Conozco en detalle cada una de ellas porque mi espíritu morboso hizo que me tomara el trabajo de correr un poco las gasas, de fruncir la frente, y de mirar mientras fruncía la frente y entrecerraba los ojos para afinar la vista. Y después de recorrerlas una por una, concluí que estas mismas me van a acompañar por el resto de mi vida, así que más vale que nos queramos desde ahora: Susana, Berta y Elmer-bendito-tu-eres.

Lo mejor de estar así es que la gente te malcría mucho, y te dice todo el tiempo cuánto te quiere, y te vienen a visitar, y te llaman por teléfono y te ponen en el speaker y te hacen chistes. Y te dicen cosas como ‘qué bien que te la bancaste, impresionante’ y vos no decís nada, pero en el fondo sabés que eso tiene que ver con que el día en que naciste el sol estaba en leo, que es un signo de fuego, y la luna en piscis, que es de agua y por eso sos fuerte y sensible. Pero bueno, ellos no lo saben, para qué explicarles.

Y porque soy grande y porque soy pilla, y también porque me lo merezco por haberme portado *tan* bien, pido que me compren merengadas (que es el tipo de antojo que sé que existe en algún lugar de mi inconsciente, pero que mientras permanece aletargado no molesta ni reclama, hasta que en cuestión de segundos deviene absoluta e inexplicablemente necesario).

Así que con unas merengadas, con Susana, con Berta y con Elmer-bendito-tu eres, es un buen momento para ponerme al día con los libros que quería leer, para escribir y para pintar. Para cocinar unos brownies con nuez, para ordenar cosas, para dormir. Para contestar mails, para escuchar Radiohead.

Para correr de nuevo las gasas y mirarlas de nuevo. Una, dos, tres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Queremos una foto de Susana, de Berta y de Elmer.

Puede ser?

Lulis*~ dijo...

muy lindo blog, gracias por pasar por el mio... :)

todos tenemos heridas de guerra, yo ninguna cocida hasta ahora, pero creo que en esta ocasion valen tambien los rasguñones de can y las quemaduras :s

besos!