domingo, diciembre 2

Chicos, las entradas en la mano, por favor

Entrando a River con Lulu, Guito, Tota y Lucas, las luces del estadio prendidas, la gente, la adrenalina, el calor. Suena Regina Spektor de fondo con su Fidelity que a mi me gusta tanto. La gente ansiosa. Ansiosa yo, en realidad. La gente de las plateas haciendo olas. El aplauso de todo el estadio cuando la ola llega al final y los últimos se sientan. Y de nuevo, arrancan.

[me permito hacer una reflexión acerca de este fenómeno (las olas de las plateas): prueba contundente de que (i) a veces las palabras sobran; (ii) la unión hace la fuerza; (iii) acuerdo tácito de voluntades y animus oliendi; (iv) condiciones necesarias para encabezar y promover dicho fenómeno; (v) me atrevería a decir que la respuesta a (iv) es --> la misma persona que en un casamiento encabeza un trencito -aaaaggghh-; (vi) qué bonitas son las olas; (vii) tengo ganas de ir a la playa, me encantan las olas, MAL].

De repente Bob Marley con su 'Get up stand up'. Y acto seguido, zas zas ZAS aparecen los tres con 'Message in a bottle' con las primeras notas del bajo de Sting. Y euforia. Mucha euforia. El estadio se levanta y la gente empieza a cantar. El estadio inhala, exhala, late, grita:

Just a castaway, an island lost at sea, oh
another lonely day, with no one here but me, oh
more loneliness than any man could bear
rescue me before I fall into despair, oh

Y empezó a llover. Y la ropa se te pegaba al cuerpo, las remeras mojadas de tanto transpirar, la lluvia en el pelo, la gente saltando y cantando

Roooooooooooooooxaneeee
you don't have to put on the red light
those days are over
you don't have to sell your body to the night

Y Sting definitivamente es sexy. Lo sostuve en el 2001 cuando lo vi en Vélez, y lo sigo sosteniendo 6 años después, aún con sus pantalones chupines (Gordon, no me gustan los chupines... pero bueno, lo atribuyo a tu papel de rockero y te perdono).

En síntesis: insuperable.

Y con esto ratifico que me encantan los recitales, y me atrevo a decir:
- más que el azúcar hecho costra en el borde de mi trago;
- más que el snorkel;
- más que andar en elefante.

La previa, y el post. La buena compañía, salir con los pulmones llenos, la desconcentración. El merchandaising que jamás adquiriré. Y comer con mis hermanos y Ms. Tots en Salve María para después volver a casa con ese cansancio post-recital.



Ahí estoy, a la izquierda (la de la mano con el dedo quebrado).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mas que los sabados de 10 a 13??????

Caro dijo...

Jamás. Ja-más.

Pero eso ni siquiera entra en consideración...