jueves, septiembre 11

Oh Lola:

Te escribo desde mi escritorio del laburo, que está lleno de tapitas de agua mineral que juntamos para una causa noble. También tiene un calendario de Frida Kahlo, un par de fotos, un búho de piedra, un bicho que es como un hombre de las nieves que venía adentro de un Kinder Sorpresa y un sacapuntas eléctrico que te voy a regalar cuando seas grande y no corras el riesgo de sacarte un dedo (el resto de las cosas que hay, creéme, no merecen descripción).

Llueve y también es jueves. Los jueves están buenos porque se parecen a los prólogos. Los viernes y los sábados la felicidad es extrema, los domingos arrancan bien pero después de las siete uno siente un poco de angustia pre-lunes y los lunes son generalmente malos. Los martes tienen mucho en común con los jueves (y además contrastan mucho con los lunes, por eso resultan tan amigables), y los miércoles- bueno, son miércoles y ya. Cuando sientas algo feo en la boca del estómago (que está justo arriba del ombligo) me podés llamar. Mientras tanto probá con un pedazo de chocolate (a las mujeres nos funciona). A mi también me funciona una banana con dulce de leche, pero eso ya va en gustos.

Estaba con la idea fija de que el primer regalo que te iba a hacer era un libro comestible para que muerdas y babees groseramente. Pero a tu abuela le pareció que era muy prematuro y me insistió con ese vestido colorado con moños y el bombachudo en composé. Yo traté de convencerla diciéndole que los dibujos del libro no estaban tan mal, y que tenía los bordes de goma eva para el confort de tus encías, pero después terminé cediendo con su idea (es de capricornio). De todas formas el libro puede ser más adelante, y mientras estoy pensando en armarte una colección de libros de Roald Dahl, que es lo más y te va a encantar. Y crayones no tóxicos para que puedas masticar. Y dibujar.

Hoy es uno de esos días en los que no quiero estar en el trabajo. No creas que porque digo "trabajo" soy una persona adulta y madura. El trabajo es lo que viene después del colegio (que viene después del jardín) o de la facultad, no es más que eso. Es parte de la vida hacer cosas que quizás no nos gustan mucho. La mayoría de las cosas tiene una parte buena y otra mala; cuando uno está contento, se concentra más en la parte buena y cuando uno está triste, se concentra más en la mala. Lo importante es acordarse siempre de que en lo que respecta a las malas, "All things must pass" (ya vas a conocer a George Harrison, en la tapa de ese disco está sentado sobre un hongo, y alrededor hay duendes con cara de libidinosos). Supongo que el secreto está un poco en poder concentrarnos en las cosas buenas aún cuando estamos tristes.

Después hay cosas que siempre están buenas. El cine, el dulce de leche, la sprite con limón, dormir hecha un canapé con una mantita, que te acaricien el pelo, los diccionarios, el zoo, las casas de cotillón, las calesitas, las piñatas, los muppets. Y estas cosas van a ir cambiando a medida que crezcas, hasta que un día te enamores de alguien y sientas que raja la tierra y que de todas las cosas que siempre están buenas, esa lidera el ranking. Eso y pasearte en bombacha por tu casa cuando no hay nadie. No digo sólo por tu cuarto o el baño. Me refiero a cruzar fronteras: la cocina, el living. Y poner música y bailar mal. Y cantar mal. A veces mi felicidad reside bastante en eso. Con Lulu lo hacemos bastante seguido (mi papel preferido es el de bailarina y ella tiende a la cumbiancha).

Seguramente también llegue el día en el que yo te parezca vieja, aburrida, inadecuada y todas esas cosas horribles que a veces pienso de mi tía. Pero bueno, todavía tengo tiempo para que no lleguemos a ese punto, no? Digo, podés ignorar el vestido colorado con moños y el bombachudo en composé y a cambio prometo cosas mucho más copes, visitas al zoo, al circo que está en Benavidez, al teatro, hacer ensaladas con las plantas de tu abuela, muñecos con plastilina, dibujar a Cookie Monster.

Y ponerme de tu lado cuando tus papás te traicionen con un hermano.

Te mando muchos besos en la nariz.

C

5 comentarios:

· M. Florencia Sosa dijo...

De tener yo un sombrero, me lo quitaría ante tus escritos (en señal de respeto, claro está).
Lo más divertido es que comía chocolate mientras leía (lo del chocolate es algo así como una verdad universal).

Un saludo.

Anónimo dijo...

"Los jueves están buenos porque se parecen a los prólogos"

IMPRESIONANTE.

TE FELICITO.

EL TANO

Caro dijo...

FLO: Ey Flo, gracias. Me escribís esas cosas y me sonrojo. Gracias eh.

TANO ex-novio de mi gran amiga concho: jaja, gracias. Está buena para una taza. Pensálo.

Anónimo dijo...

No hacía falta que me deschaves así madre! Ahora estoy condenado por ese mote. Creo que soy algo más que un ex novio loco!
Que yanqui sos eh! Por lo de la taza...
Yo tenía una novia que como sabía que escribía se la pasaba regalandome libretitas con frases de escritores. Un día la mandé a la mierda.
La vida no es una remera con una inscripción. Sino las cosas pasan a ser carteles, viste?

Un beso batinegra!

Caro dijo...

Haber sido el novio de Mery habla bien de vos. Podés ponerlo en tu résumé :)

Dejá de hablar mal de las mujeres. Ya te dije que acá somos pro XY.

Un beso Tano

Ci vediamo.