jueves, abril 23

Surrealismo

Hoy a la mañana bañándome sin luz, el sol entrando por la ventana de vidrio opaco, los ojos acostumbrándose al día. Después el desayuno servido en la mesa blanca. Algo está cambiando. Estos días, al menos. Mientras tanto, raspaba lo que quedaba del dulce de blueberries y la acariciaba a Luna con el pie. Terminar un frasco me da siempre esa sensación de victoria y justicia divina. Como que las cosas fueron diseñadas para cumplir un ciclo y de alguna manera uno contribuye en la ejecución de ese plan divino. Terminar la mermelada, ponéle.

Es muy loco porque viendo las cosas en macro uno se da cuenta que en realidad se trata de una gran red de gente haciendo cosas, relacionándose y raspando lo que queda del frasco. Mientras uno está haciendo cosas acá, hay gente haciendo las mismas cosas en otros países, o haciendo no sé, equis cosa. Uno casi siempre se olvida de eso. Gente teniendo vidas en otros lugares, cruzando veredas, y bañándose también con la luz apagada para que los ojos se vayan acostumbrando al día.

Es tan importante conocer otros lugares, viajar. Cagarse de frío y darse cuenta de que puta madre, esto es el frío en realidad. Viajar te abre tanto la cabeza. Uno se siente más vivo, no sé. Desde un avión se ve tan claro. Cuando estás llegando a una ciudad y son todas luces y autos. Como telas de araña que se van tejiendo, gente que se va conociendo y va decidiendo, y así, indirectamente, sin quererlo, va cambiando la historia de los demás.

En la estación me puse los headphones y mientras escuchaba a Janis Joplin, que en el fondo tanto-tanto no me gusta, pero bueno, Concho-María me metió un poco de su música en mi ipod y yo se lo agradecí. Mientras escuchaba a Janis y esperaba que T me llamara (me dijo que no tenía señal, pero que eventualmente me llamaría) se me acercó Marcos Hilding Ohlsson para darme una propaganda sobre su candidatura a concejal en San Isidro (me di cuenta que era él porque la propaganda venía con su foto). Me dio la mano, y me dijo que le preguntara todo lo que quisiera y me pareció TAN surrealista. Doblé el papel en dos y lo guardé en el bolsillo. ‘Después me fijo, gracias’, le dije. Pero por adentro pensaba, esto es tan surrealista, Marcos.

Hoy me voy a cortar el pelo, Marcos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Necesitás empezar a enamorarte de las personas correctas. Eso también sería una demostración de inteligencia (o al menos una negación de la masoquista insistencia, no?). Focus!

Anónimo dijo...

si, poster, focus.
y de dejá de hacer campaña subliminal, qué te prometio marcos? qué?

Mauro Mariano Scarpati dijo...

Y como lo ves eso de llegar a una ciudad, y verla desde un avión, y ver que ningún edificio tiene mas de tres pisos? Eso, creo, sí, eso es surrealismo.

Anónimo dijo...

A mí se me acercó una mujer boliviana con uno de esos carteles que se cuelgan con cuerdas sobre los hombros y que te transforman en una publicidad ambulante y me dió una publicidad de este marcos hilding holsson, con su cara de pendejo pendenciero de las lomas y todo me pareciò aberrante y por un momento odiè a la puta oligarquìa.
Despuès se me pasò y me reubiquè, pero lo de la boliviana y si contraste con spongebon hilding holson fue demasiado...

Para mì que hay gente que no tiene un pedo que hacer con su vida y piensa. "y si me meto en política y le jodo la vida a las personas?"