jueves, octubre 11

Mientras tanto, en la casa de Ronald...

La mina se abrió paso a los codazos, alzó los brazos en el aire y depositó el cuarto de libra con queso sobre el mostrador, mientras lo desenvolvía del papel manteca grasoso con las emes impresas en colorado y desarmaba la hamburguesa ponzoñosa para exhibir indignada todo su ketchup con esas cositas blancas que tiene-que a mi entender son restos de cebolla... o cositas a secas, bah-)

Estaba enajenada. Mal. Y subrayó que comía todos los días en Mc Donald's, y que cómo podía ser que fueran tan inútiles. Tenía los ojos inyectados y la yugular le latía, ponéle. Bueno, quizás estoy exagerando un poco, pero los ojos inyectados sí. Y el pelo lo tenía todo con frizz, como los perros cuando tienen rabia y se les paran los pelos del lomo.

La gente se enajena demasiado fácil. Es como que están todo el tiempo pidiendo que les tires una puntita para hacer su catarsis en una hamburguesa de $13.

Después la empleada del mes se la cambió por una grill, y le dijo que la revisara, así no se tenía que parar por cuarta vez.

Yo pensé que ahí nomás se iban a las manos, y alguien desde atrás tiró bajito"EEeeeeeEEEEeeee lucha en el barroooooooo...!!"

Y bueno, conclusión: si comés todos los días lombrices te pasan estas cosas.

Yo tenía ganas de sugerirle que comiera más balanceado, pero me pareció que se lo iba a tomar a pecho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo lo que contás me hace acordar a Argentina (lo más argento es el grito de "lucha en el barro"). Todo..., todo menos la hamburguesa a $13!!!

Ya se que es el combo, pero por esa guita no te comés una entraña con fritas y bebida en "el pirata" de Marcelo T y Reconquista?

O varios panchos en la galería?

Caro dijo...

Por $13 te comprás como ocho panchos en Blancanieves.