viernes, octubre 1

Entro a hotmail a leer los mails. Hace frío y está nublado. Me manda un mail A para juntarnos a comer. T contesta enseguida que no puede porque tiene esa comida del laburo, que hace diez minutos me confesó que le daba una tremenda flojera. Tengo ganas de llamarlo para decirle que es un ñoño y que debería venir a mi casa a ver un dvd y a hacer pochoclos con maíz pisingallo. Pienso que estaría bueno tener un auto. Me sigue doliendo el cuello, en el lado derecho y las lumbares. Ahora tengo veintiocho años, y ya es hora de empezar a hacerme cargo de mi cuerpo.


Tengo que pedirle un aumento de sueldo a mi jefe. Ensayo el argumento mientras hago la cola del banco, mientras hago pis, mientras me preparo un café en la cocina. Le pregunto a la secretaria cómo viene de tiempo, si está de buen humor. Creo que lo mejor va a ser tocarle la puerta y entrar. Y después veo, calculo que me saldrá nomás.

Si no desenchufo el caloventor en este mismo momento, se me derriten las botas.

1 comentario:

Alelí dijo...

este mix de pensamientos son muy humanos...
ahhh! que te den el aumento!!!!!!!!!!