martes, agosto 24

Segundo día sin agua

and about to kill.

Hoy estuve siete minutos de reloj parada sobre belgrano y cosme beccar, decidiendo si me iba a bañar a lo de T antes de ir a trabajar, si me tomaba el tren en sentido Beccar y me bañaba en lo de Gandi, o si me largaba a llorar para que me viniera a buscar mi mamá.

Finalmente caminé hasta lo de T (ya estaba llegando tarde al trabajo) y cuando llegué a la puerta de su casa me acordé de que T no va al supermercado desde hace un solsticio por lo menos, y que no tiene shampoo ni jabón ni nada, porque se baña con detergente. También recodé que hace poco le había regalado un tubito con shampoo de un hotel, pero probablemente se lo hubiera llevado en su viaje laboral al campo -por cuarta semana consecutiva-. Lo llamé para chequear ese dato relevante y no contestó, por lo que (sin entrar a su casa) di media vuelta y volví, con todo mi hedor (porque mi olfato es muy sensible).

Esta misma tarde corría un hilo de agua que me pareció los albores de un hontanar, pero finalmente caí en la cuenta de que era sólo una ilusión. Veinte minutos después ya no había hilo de agua ni nada.

Hice la batiseñal, y mi mamá me vino a buscar. La batiseñal nunca falla.

Así que acá estoy, en la casa mis padres, con la heladera llena y el agua corriendo por las cañerías.

2 comentarios:

Alelí dijo...

dos cosas (heladera y agua) que estando en muchosidad nos dejan el alma contenta, bastante!

bien por esa madre presente y siempre dadora de lo que hace falta!

cheers!

Caro dijo...

Si, es una madre bastante dadora.

El tema de la heladera es fundamental. Una casa con tostadas y mendicrim para el desayuno, es una casa que te abraza.