Con asientos tapizados en croco (Exhibit A).
También tenía un palo con una garra en la punta para abrir y cerrar la puerta de atrás desde su asiento (esas puertas que se deslizan). Que por motivos evidentes, no retraté. Cuando hice ademán de cerrar la puerta, sacó el coso ese (que al principio pensé que era un látigo y ahí sí, vi pasar toda mi vida por delante mio) y me dijo 'dejá, linda, de eso me encargo yo'.
Yo ya me veía violada, ultrajada, descuartizada y untada con aceite (?) adentro de una bolsa de croco (porque seguro que tenía una bolsa de croco en el baúl), flotando en el Río de la Plata. Demasiado tarde para huir. Demasiado evidente si me bajaba. El corazón me latió tantito.
Y en esa milésima de fracción de segundo, pensé: 'de última yo se tai chi, y tengo un alfiler de gancho grande en la cartera para cualquier eventualidad' (Mc Gyver siempre tenía algo así a mano). Chequeé que todavía estuviera ahí. Estaba. Listo.
Fracción de segundo subsiguiente: el 'látigo' resultó ser un práctico, tierno y bonito coso para abrir y cerrar la puerta 'porque los pasajeros no están acostumbrados a este tipo de puertas, visteSSS?', y que yo perfectamente usaría para: (i) rascarme justo esa parte de la espalda que no llego con la mano; (ii) bajar los libros del estante de más arriba.
También escuchaba reggaeton.
Después uno piensa que ya conoce todo en materia de tacheros.
viernes, noviembre 30
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
OH! menos mal q no consumo taxi porque soy TAN pobre. Pero tengo auto.
Me va a asesinar!!!!!!!!!!!!
y despues me siento tan culpable....
Sí, eso también lo tengo que resolver. Ya sé.
puta de mierda
Publicar un comentario