Lo bueno de que te hayas ido es que indefectiblemente va a llegar el día en el que volvés, entonces mientras voy tachando tick-tick en mi almanaque mental los días que van pasando, hasta que voilá: el día D. Es como cuando encontrás una cucaracha en un rincón de la cocina y no tiene escapatoria, eventually la vas a acorralar; bueno, en ese sentido el domingo está acorralado porque dentro de cuatro días ya llegás, nos vamos a ver de nuevo y te voy a abrazar.
Pero igual, te extraño un montonazo.
Como doscientos cuarenta y siete paquetes de mogul.
miércoles, abril 14
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