Abrí la heladera de la cocina del laburo y me encontré con un pote de crema con una etiqueta que decía "crema de caléndula para pezones". Para mujeres. Lactantes.
Primera reacción: congelamiento e imposibilidad de maniobrar (dejar de mirar, cerrar la puerta, huir, gritar).
Segunda reacción: pensamiento en estado alfa.
Tercera reacción: 1. intriga (*quién*); 2. enojo; y 3. indignación.
Quién, QUIÉN es capaz de guardar una crema para las tetas en la heladera. Del laburo. En la puerta, a la vista de todos, al lado de un frasco de dulce BC de Frutilla? Y me reconozco intolerante para algunas conductas como la práctica del mondamiento, el uso de palillos para hurgar, los ruidos al masticar, y esas cosas. Y entiendo que a veces uno tiene que hacer de cuenta como que no oye o ve determinados comportamientos porque es de mala educación llamar la atención sobre esas cosas, y es muy incómodo [para el intolerante y para el mondante-guturante] pedirle a una persona que tiene esos hábitos, que no lo haga en público.
Posible explicación atenuante: hay personas que tienen molares irregulares o muy próximos unos de otros, lo cual contribuye al almacenamiento de restos de comida en zonas donde sólo es posible acceder con ayuda del dedo o escarbadiente, y a veces la molestia es tal que no se aguantan y necesitan hacerlo en público.
Conlusión a la explicación atenuante descripta en el acápite anterior: uno puede (y debe) ser tolerante con esas cosas (y bajo esas circunstancias).
Pero guardar una crema para pezones al lado de un frasco de BC de frutilla en la heladera de la cocina del laburo, no da.
No da.
viernes, enero 18
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2 comentarios:
ni preguntarte qué gusto tenía....
Hay que mirarle el lado positivo, tenés mermelada en tu lugar de trabajo...
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