jueves, enero 31
Y por eso todo el mundo debería tener un gato
Hace dos días que Luna mira y escucha obnubilada el mecer del nuevo lavarropas. Se la pasa horas y horas instalada en el lavadero.
martes, enero 29
Uno, dos, tres, catorce
Venía planeando mis vacaciones hace tiempo y de repente estas semanas pasaron tantas cosas que por momentos siento un nudo en la panza por tener que irme. Pero no quiero pensar en eso.
Hace tiempo que no me voy, y necesitaba este tiempo sola, lejos. Necesito pensar.
Me gustan mucho las cuentas regresivas. Pero esta me está costando más.
Dicen que en el DF hay un zoológico muy lindo, con muchos monos. También dicen que hay mariposas pintadas en el baño de la casa de Frida. Dicen.
Hace tiempo que no me voy, y necesitaba este tiempo sola, lejos. Necesito pensar.
Me gustan mucho las cuentas regresivas. Pero esta me está costando más.
Dicen que en el DF hay un zoológico muy lindo, con muchos monos. También dicen que hay mariposas pintadas en el baño de la casa de Frida. Dicen.
lunes, enero 28
Mail del 28/01/08
Qué lindas las fotos, qué grosoooo!!! Ya mismo estoy subiendo la del buda a mi blog.
En otro desorden de ideas te digo, Concho, si no funcionó con el israelí, ni te calientes. La regla general es que los hombres están chapa, y los que son psicológicamente estables escasean o son irremediablemente aburridos -en el sentido lato del término-. La otra alternativa sería: no sabemos elegir, lo cual es probable, pero no menos divertido. No importa, residualmente siempre existe la posibilidad (la imagen ya me es graciosa) de que vos y yo devenguemos en solteras-buena-onda (exitosa músico-terapeuta hippie con polleras de bambula y un mono en el hombro izquierdo, vos; abogada exitosa neoliberal con las uñas pintadas de rojo adicta al kani kama, yo). Viviríamos en un lindo penthie, tendríamos una biblioteca de pared a pared atiborrada de libros, un caniche toy (aghhh), y viviríamos a sushi, chaw fan de pollo con salsa de soja y té de jengibre con miel. Pensálo.
Pero contáme qué pasó después con el israelí este... lo volviste a ver? Volvió? Hubo otro? Sos feliz?
El domingo estuve un poco triste por lo de Homero, así que me quedé en casa.
Y bueno, eso es todo.
Ah, sí. También me plantaron. Qué feo cuando te hacen esas cosas. El cuadro más o menos patético incluye:
21hs, pedazo de pizza fría que sobró del mediodía con coca.
21.30hs, el segundo pedazo.
21.40hs, lo que queda de la pizza, y las aceitunas que nadie quiso comer y que ruedan en la caja de cartón vacía. Lo que queda de la coca.
22hs, 'ah, están pasando Mi Gran Casamiento Griego'.
22.20hs, viendo Mi Gran Casamiento Griego con mi vieja.
22.40hs, espero a la propaganda y me pongo el pijama, vuelvo al sillón, mi vieja 'ah, pero no ibas a salir?' 'sí, pero me dejaron plantada' 'ah' (fin de la conversación).
22.50hs, mi madre se va a dormir 'te quedás?' 'sí, quiero ver la parte de las damas de honor que me da vergüenza ajena'.
23.10hs, me engancho con las pariciones sorprendentes que están pasando en Animal Planet. El parto de la la jirafa es, a mi criterio, el más asqueroso.
No puedo negar que siento que mi autoestima fue ultrajada y pisoteada, y no sé si volveré a ser la misma. No me plantaban desde la vez que salimos de a cuatro con esos dos seres que conocías vos, y que terminaron apersonándose en Carnal. *Plis*. Memorable, memorable. Me acuerdo y me río, jaja. GAWD. Las que hemos pasado.
Pero bueno, la realidad es que uno sólo cuida lo que no quiere perder.
Reina, te extraño. Volvé porque c'est ne pas la même chose.
Y sino te voy a buscar, que no es menos atractivo.
Ah, y acordáte siempre: shoshi in your heart.
Besos,
C
viernes, enero 25
Estadísticas
Dedicado a mi tía E. C. V.
El envío de cadenas de mails adjuntando presentaciones Power Point con fotos de flores, animales, paisajes, niños -especialmente en sepia o B/N, en estaciones de tren, playas o sentados en una vereda, tomándose de las manitas o lamiendo una manzana acaramelada-, imágenes religiosas, dibujos kitsch, música de supermercado y frases de autoayuda, es directamente proporcional a la edad.
No quiero hablar de las cadenas de mails y sus contenidos, especialmente porque ya proferí sobre ese tema -que me resulta trillado por demás-, pero me gustaría invitar a la reflexión a aquellos que practican este deporte, provocando muchas veces hastío en los destinatarios, que entiendo sería el efecto absolutamente contrario al deseado por el remitente.
miércoles, enero 23
martes, enero 22
De repente te pasan cosas, o le pasan cosas a la gente alrededor tuyo, cosas grosas o jodidas o complicadas, delicadas, especiales, incisivas, sensibles o extremadamente lindas, cualquier cosa que te haga abrir grande los ojos y te haga latir el corazón fuerte -porque no lo podés creer, de verdad? en serio?- y te das cuenta de que le estabas dando demasiada importancia a preocupaciones tan tontas y poco trascendentes.
Y te dan ganas de taparte con una frazada, enroscarte y envolverte dos veces y cerrar los ojos. Quedarte quieta. Pensar en las cosas que valen la pena. No perder el eje. Empezar de nuevo, ver las cosas como si fuera la primera vez.
El señor más suertudo del mundo desea lo que tiene a mano y no se aleja del eje. Y seguro que también sabe convencer a las endorfinas para que lo ayuden a lavar los platos.
sábado, enero 19
viernes, enero 18
Otras cosas que no dan
Abrí la heladera de la cocina del laburo y me encontré con un pote de crema con una etiqueta que decía "crema de caléndula para pezones". Para mujeres. Lactantes.
Primera reacción: congelamiento e imposibilidad de maniobrar (dejar de mirar, cerrar la puerta, huir, gritar).
Segunda reacción: pensamiento en estado alfa.
Tercera reacción: 1. intriga (*quién*); 2. enojo; y 3. indignación.
Quién, QUIÉN es capaz de guardar una crema para las tetas en la heladera. Del laburo. En la puerta, a la vista de todos, al lado de un frasco de dulce BC de Frutilla? Y me reconozco intolerante para algunas conductas como la práctica del mondamiento, el uso de palillos para hurgar, los ruidos al masticar, y esas cosas. Y entiendo que a veces uno tiene que hacer de cuenta como que no oye o ve determinados comportamientos porque es de mala educación llamar la atención sobre esas cosas, y es muy incómodo [para el intolerante y para el mondante-guturante] pedirle a una persona que tiene esos hábitos, que no lo haga en público.
Posible explicación atenuante: hay personas que tienen molares irregulares o muy próximos unos de otros, lo cual contribuye al almacenamiento de restos de comida en zonas donde sólo es posible acceder con ayuda del dedo o escarbadiente, y a veces la molestia es tal que no se aguantan y necesitan hacerlo en público.
Conlusión a la explicación atenuante descripta en el acápite anterior: uno puede (y debe) ser tolerante con esas cosas (y bajo esas circunstancias).
Pero guardar una crema para pezones al lado de un frasco de BC de frutilla en la heladera de la cocina del laburo, no da.
No da.
Primera reacción: congelamiento e imposibilidad de maniobrar (dejar de mirar, cerrar la puerta, huir, gritar).
Segunda reacción: pensamiento en estado alfa.
Tercera reacción: 1. intriga (*quién*); 2. enojo; y 3. indignación.
Quién, QUIÉN es capaz de guardar una crema para las tetas en la heladera. Del laburo. En la puerta, a la vista de todos, al lado de un frasco de dulce BC de Frutilla? Y me reconozco intolerante para algunas conductas como la práctica del mondamiento, el uso de palillos para hurgar, los ruidos al masticar, y esas cosas. Y entiendo que a veces uno tiene que hacer de cuenta como que no oye o ve determinados comportamientos porque es de mala educación llamar la atención sobre esas cosas, y es muy incómodo [para el intolerante y para el mondante-guturante] pedirle a una persona que tiene esos hábitos, que no lo haga en público.
Posible explicación atenuante: hay personas que tienen molares irregulares o muy próximos unos de otros, lo cual contribuye al almacenamiento de restos de comida en zonas donde sólo es posible acceder con ayuda del dedo o escarbadiente, y a veces la molestia es tal que no se aguantan y necesitan hacerlo en público.
Conlusión a la explicación atenuante descripta en el acápite anterior: uno puede (y debe) ser tolerante con esas cosas (y bajo esas circunstancias).
Pero guardar una crema para pezones al lado de un frasco de BC de frutilla en la heladera de la cocina del laburo, no da.
No da.
miércoles, enero 16
Más o menos así
Chez Somigliana's:
- Una silla miniatura de hierro que definitivamente pondría en mi casa.
- La colección de Los Reyes Malditos y a fancy version de Misteriosa Buenos Aires.
- Las manijas de las puertecitas (!).
El fin de semana hubiera partido varias veces. No está tan bueno Buenos Aires en enero y menos viajar en tren. Me proclamo en contra de Buenos Aires este mes, me quiero ir. Huir.
Estoy triste. A veces se me hace muy a pulmón (suspiro). Muy. La mayoría de las veces, puedo. Otras me encontrás así; odio sentirme tan vulnerable.
Me enterraría un par de días a hibernar.
Te saludo con la mano. Au revoir.
- Una silla miniatura de hierro que definitivamente pondría en mi casa.
- La colección de Los Reyes Malditos y a fancy version de Misteriosa Buenos Aires.
- Las manijas de las puertecitas (!).
El fin de semana hubiera partido varias veces. No está tan bueno Buenos Aires en enero y menos viajar en tren. Me proclamo en contra de Buenos Aires este mes, me quiero ir. Huir.
Estoy triste. A veces se me hace muy a pulmón (suspiro). Muy. La mayoría de las veces, puedo. Otras me encontrás así; odio sentirme tan vulnerable.
Me enterraría un par de días a hibernar.
Te saludo con la mano. Au revoir.
lunes, enero 14
Good bye, Lenin
- "Por qué me dio el lugar?"
- "Porque tenés el pelo blanco, mamá".
- "Y vos no te querés sentar?"
- "No, gracias, a mi me da calor estar sentada".
Se sienta, se acomoda. Pone su bolso en un costado, entre la chica de remera azul que está sentada contra la ventana, al lado suyo, y ella. Lo vuelve a poner sobre sus piernas. Estira su pollera gris, se tapa las rodillas, y mientras se las acaricia mira por la ventana. Vuelve los ojos a su hija.
- "Decíme, Adriana, en qué estación estamos?"
- "En Rivadavia".
Sus ojos azules miran todo por primera vez. Adriana saca de su bolso una Cindor y se la ofrece. Ella la recibe, y la sostiene con las dos manos. Entre sorbo y sorbo, pregunta a qué estación llegaron. La chica de remera azul le sonríe y le contesta:
- “En Olivos, creo. A ver…” -se asoma por la ventana, recorre el andén con la mirada. A lo lejos se ve el cartel-. “Sí, Olivos”.
- “Agradecéle, mamá”.
- “Gracias”.
La chica de remera azul la mira de reojo. La mira con tristeza. Se acuerda de su abuela. De nuevo, vuelve su mirada hacia la ventana para no pensar.
- “Mirá esta revista, mamá. No molestes a la gente”.
Adriana le pone la revista sobre su falda, del revés. Se la acomoda del derecho. Ella se detiene unos segundos en la tapa y empieza a pasar las hojas despacito, mirando sin mirar. El divorcio de Pampita, Omar Chabán en la cárcel. Yogur SER con biopuritas.
A cuántos años luz estás de este segundo, de este vagón? En qué estás pensando? Por qué nadie te corta las uñas, o te lava el pelo? Quién te abraza por las tardes?
Ahora se le acabó la Cindor y trata de capturar el último sorbo con la pajita. La gente la mira, la escucha insistir y regurgitar.
Vuelve a insistir.
Ahora aprieta el cartón, con las dos manos.
Ahora salpica a la chica de remera azul, que corre las piernas. Tarde. La cindor chorreando por sus piernas. En un intento de esconder su sonrisa, la chica de remera azul gira su cabeza para la ventana, y se muerde el labio.
- “Mamá, NO!. Dame eso. Se acabó, no hay más. Dame que lo guardo acá”.
- “Vos no querés?”
-“No”.
(...)
-“En qué estación estamos?”
-“En Martínez”.
-“Y a dónde vamos?”
-“A la verdulería… me querés acompañar, mamá?”
-“Sí, yo te acompaño adonde quieras. Yo voy con vos a todos lados”.
Se vuelve a acomodar la pollera. Se la estira para taparse las rodillas.
-“Adriana?”
-“Sí?”
-“Por qué me dieron el lugar?”
-“Porque tenés el pelo blanco, mamá”.
- "Porque tenés el pelo blanco, mamá".
- "Y vos no te querés sentar?"
- "No, gracias, a mi me da calor estar sentada".
Se sienta, se acomoda. Pone su bolso en un costado, entre la chica de remera azul que está sentada contra la ventana, al lado suyo, y ella. Lo vuelve a poner sobre sus piernas. Estira su pollera gris, se tapa las rodillas, y mientras se las acaricia mira por la ventana. Vuelve los ojos a su hija.
- "Decíme, Adriana, en qué estación estamos?"
- "En Rivadavia".
Sus ojos azules miran todo por primera vez. Adriana saca de su bolso una Cindor y se la ofrece. Ella la recibe, y la sostiene con las dos manos. Entre sorbo y sorbo, pregunta a qué estación llegaron. La chica de remera azul le sonríe y le contesta:
- “En Olivos, creo. A ver…” -se asoma por la ventana, recorre el andén con la mirada. A lo lejos se ve el cartel-. “Sí, Olivos”.
- “Agradecéle, mamá”.
- “Gracias”.
La chica de remera azul la mira de reojo. La mira con tristeza. Se acuerda de su abuela. De nuevo, vuelve su mirada hacia la ventana para no pensar.
- “Mirá esta revista, mamá. No molestes a la gente”.
Adriana le pone la revista sobre su falda, del revés. Se la acomoda del derecho. Ella se detiene unos segundos en la tapa y empieza a pasar las hojas despacito, mirando sin mirar. El divorcio de Pampita, Omar Chabán en la cárcel. Yogur SER con biopuritas.
A cuántos años luz estás de este segundo, de este vagón? En qué estás pensando? Por qué nadie te corta las uñas, o te lava el pelo? Quién te abraza por las tardes?
Ahora se le acabó la Cindor y trata de capturar el último sorbo con la pajita. La gente la mira, la escucha insistir y regurgitar.
Vuelve a insistir.
Ahora aprieta el cartón, con las dos manos.
Ahora salpica a la chica de remera azul, que corre las piernas. Tarde. La cindor chorreando por sus piernas. En un intento de esconder su sonrisa, la chica de remera azul gira su cabeza para la ventana, y se muerde el labio.
- “Mamá, NO!. Dame eso. Se acabó, no hay más. Dame que lo guardo acá”.
- “Vos no querés?”
-“No”.
(...)
-“En qué estación estamos?”
-“En Martínez”.
-“Y a dónde vamos?”
-“A la verdulería… me querés acompañar, mamá?”
-“Sí, yo te acompaño adonde quieras. Yo voy con vos a todos lados”.
Se vuelve a acomodar la pollera. Se la estira para taparse las rodillas.
-“Adriana?”
-“Sí?”
-“Por qué me dieron el lugar?”
-“Porque tenés el pelo blanco, mamá”.
sábado, enero 12
Chapter 26
D.B. asked me what I thought about all this stuff I just finished telling you about. I didn't know what the hell to say. If you want to know the truth, I don't know what I think about it. I'm sorry I told so many people about it. About all I know is, I sort of miss everybody I told about. Even old Stradlater and Ackley, for instance. I think I even miss that goddam Maurice. It's funny.
Don't ever tell anybody anything. If you do, you start missing everybody.
Don't ever tell anybody anything. If you do, you start missing everybody.
miércoles, enero 9
Los buzones han de ser rojos
Es una lástima que las cartas ya no lleven estampillas (de las que tenés que lamer para que se peguen, y que para despegarlas tenés que pasarlas por vapor). Tengo una de Las Meninas que en algún futuro aledaño será señalador de libro -dos rectángulos de paspartout con un cuadrado calado en un extremo (un poco más grande que la estampilla); acetato en el lugar del calado; estampilla pegada en el acetato con uhu stick; algún dibujo, huella digital o frase X; plastificado-.
Esto venía porque the Royal Mail lanzó esta semana unas estampillas muy bonitas con las distintas tapas de las películas de James Bond.
[Hay que desconfiar de los países que quieren deshacerse de las estampillas, e irse a vivir a los que tienen calles empedradas y correos postales con buzones rojos, que es como debe ser].
Me gustan los sobres, las estampillas, el lacre, los buzones, y sobretodo-todo-todo los paquetes que llegan por correo, por ser continentes de lo impensable. Corresponder, y ser correspondida.
En la casa donde vivíamos antes había un cuadro de Las Meninas colgado justo en la pared en frente de la puerta de mi cuarto (nota al margen: a quién se le ocurre ese cuadro). A la noche dormía con la puerta cerrada por miedo a que la enana de la derecha saliera de ahí a hurtadillas y me amordazara, o me obligara a cantar alguna canción de Roberto Carlos. Y aunque la puerta estuviera cerrada, sabía que ella esperaba que yo la abriera para hacer pis o a tomar agua. Dormía con las sábanas tapándome todo el cuerpo -cara incluída- y me era difícil respirar, el aire se viciaba, la sábana haciéndome transpirar, yo sin moverme.
Muchos años después estuvimos cara-a-cara. Me paré en frente suyo con las manos en forma de jarra, la miré de cerca y de lejos, lo miré a Velázquez asomándose por atrás del bastidor, la miré a Margarita -pero el problema no era con vos, Margarita, el problema era con la enana que estaba a tu izquierda-. Miré fijo a la enana. No parecía tan mala en realidad. Su vestido no la favorecía mucho, y su prognatismo mandibular la hacía verse más mala -malísima, malvada- de lo que en realidad seguramente era, pero decidí que había exagerado un poco y que no era tan grave haberla tenido colgada en esa pared durante tanto tiempo.
Todo bien contigo, persona pequeña.
Me fui por las ramas de nuevo. Lo que quería decir era que me gustaría tener esas pastillas que come Alicia -en su país de las maravillas- que dicen EAT ME. Las vi hoy en la página de notcot.org, pero con leyendas un tanto deprimentes como "LOSS LEADER", "TABLE FOR 1", y mi preferida: "DIGNITY FREE".
También que lloviera o lloviese con marcado descenso de la temperatura.
Proveer de conformidad, será justicia y he de sentirme fresca y radiante.
Esto venía porque the Royal Mail lanzó esta semana unas estampillas muy bonitas con las distintas tapas de las películas de James Bond.
[Hay que desconfiar de los países que quieren deshacerse de las estampillas, e irse a vivir a los que tienen calles empedradas y correos postales con buzones rojos, que es como debe ser].
Me gustan los sobres, las estampillas, el lacre, los buzones, y sobretodo-todo-todo los paquetes que llegan por correo, por ser continentes de lo impensable. Corresponder, y ser correspondida.
En la casa donde vivíamos antes había un cuadro de Las Meninas colgado justo en la pared en frente de la puerta de mi cuarto (nota al margen: a quién se le ocurre ese cuadro). A la noche dormía con la puerta cerrada por miedo a que la enana de la derecha saliera de ahí a hurtadillas y me amordazara, o me obligara a cantar alguna canción de Roberto Carlos. Y aunque la puerta estuviera cerrada, sabía que ella esperaba que yo la abriera para hacer pis o a tomar agua. Dormía con las sábanas tapándome todo el cuerpo -cara incluída- y me era difícil respirar, el aire se viciaba, la sábana haciéndome transpirar, yo sin moverme.
Muchos años después estuvimos cara-a-cara. Me paré en frente suyo con las manos en forma de jarra, la miré de cerca y de lejos, lo miré a Velázquez asomándose por atrás del bastidor, la miré a Margarita -pero el problema no era con vos, Margarita, el problema era con la enana que estaba a tu izquierda-. Miré fijo a la enana. No parecía tan mala en realidad. Su vestido no la favorecía mucho, y su prognatismo mandibular la hacía verse más mala -malísima, malvada- de lo que en realidad seguramente era, pero decidí que había exagerado un poco y que no era tan grave haberla tenido colgada en esa pared durante tanto tiempo.
Todo bien contigo, persona pequeña.
Me fui por las ramas de nuevo. Lo que quería decir era que me gustaría tener esas pastillas que come Alicia -en su país de las maravillas- que dicen EAT ME. Las vi hoy en la página de notcot.org, pero con leyendas un tanto deprimentes como "LOSS LEADER", "TABLE FOR 1", y mi preferida: "DIGNITY FREE".
También que lloviera o lloviese con marcado descenso de la temperatura.
Proveer de conformidad, será justicia y he de sentirme fresca y radiante.
martes, enero 8
Live from Buenos Aires
Empecé enero con un fin de semana dolorosamente perfecto, descansado, deseado, absolutamente lo contrario a desabrido y certeramente pluscuamperfecto, de los que cuesta horriblemente despegar.
Y el primer lunes laboral fue menos complicado de lo que pensaba. Nadie molestó demasiado, me llamó Jota desde Las Vegas para preguntarme cómo estaba, para decirme que me compró algo, para pedirme que no lo cambie por nadie.
Y yo que nunca imaginé dirigirle esas palabras, le dije que lo extrañaba -creo que dije extrañar-, que Herr Packen me estaba volviendo tantito loca, bautizándome también con nuevos apodos, frotándome la espalda (aghhh), que los almuerzos no eran lo mismo. Que ya ni siquiera me daban ganas de comer facturas los viernes.
Pero salvo por eso, estoy contenta. Cansada, pero contenta. Aun así una parte mía [la más rebelde, debería decir] se resiste, [me vivo resistiendo] a no desear más; y en el fondo-fondo, lo hago igual. A escondidas de mi y a pesar de las contraindicaciones. Me da igual.
Empecé el año tomando un milkshake de chocolate en Daniel con N, que se estaba yendo a Brasil. Me dijo que me veía muy pensativa, un poco triste tal vez -él siempre se da cuenta-. Yo le hice un moño con una cintita roja en el dedo índice, que no se sacó sin antes pedirme permiso, y sólo porque tenía que manejar. Me reclamó la intervención del coso que me regaló para mi cumpleaños, y yo prometí cumplir.
El año que pasó fue muy bueno. Me deshice de muchas cosas que me costaba soltar, tomé decisiones importantes y elegí.
Ahora vendría esa sensación que precede al primer sorbo de café, cuando estoy sola, cuando me lo preparo como a mi me gusta, cuando tengo ganas de pensar tranquila. Y revuelvo el café con la cuchara, y la escurro contra el borde de la taza y miro cómo se forma la gota en la punta, que después se desliza y cae, cae, cae adentro de la taza; para después llevarme la cuchara a la boca, cóncava y convexa, sobre la lengua y contra el paladar.
Y el primer lunes laboral fue menos complicado de lo que pensaba. Nadie molestó demasiado, me llamó Jota desde Las Vegas para preguntarme cómo estaba, para decirme que me compró algo, para pedirme que no lo cambie por nadie.
Y yo que nunca imaginé dirigirle esas palabras, le dije que lo extrañaba -creo que dije extrañar-, que Herr Packen me estaba volviendo tantito loca, bautizándome también con nuevos apodos, frotándome la espalda (aghhh), que los almuerzos no eran lo mismo. Que ya ni siquiera me daban ganas de comer facturas los viernes.
Pero salvo por eso, estoy contenta. Cansada, pero contenta. Aun así una parte mía [la más rebelde, debería decir] se resiste, [me vivo resistiendo] a no desear más; y en el fondo-fondo, lo hago igual. A escondidas de mi y a pesar de las contraindicaciones. Me da igual.
Empecé el año tomando un milkshake de chocolate en Daniel con N, que se estaba yendo a Brasil. Me dijo que me veía muy pensativa, un poco triste tal vez -él siempre se da cuenta-. Yo le hice un moño con una cintita roja en el dedo índice, que no se sacó sin antes pedirme permiso, y sólo porque tenía que manejar. Me reclamó la intervención del coso que me regaló para mi cumpleaños, y yo prometí cumplir.
El año que pasó fue muy bueno. Me deshice de muchas cosas que me costaba soltar, tomé decisiones importantes y elegí.
Ahora vendría esa sensación que precede al primer sorbo de café, cuando estoy sola, cuando me lo preparo como a mi me gusta, cuando tengo ganas de pensar tranquila. Y revuelvo el café con la cuchara, y la escurro contra el borde de la taza y miro cómo se forma la gota en la punta, que después se desliza y cae, cae, cae adentro de la taza; para después llevarme la cuchara a la boca, cóncava y convexa, sobre la lengua y contra el paladar.
domingo, enero 6
viernes, enero 4
Mhmmm
Hace dos días que sueño lo mismo con mi amiga Concho. Ella está en Nepal, y yo estoy acá, y sólo nos separa un río, finito-finito.
Ella está parada con un cuenco o un tambor, cantando un mantra, y me mira fijo -medio riéndose-; y yo estoy del otro lado, leyéndole no sé qué cosa.
Y después no sé, porque me despierto.
Bizarro.
Ella está parada con un cuenco o un tambor, cantando un mantra, y me mira fijo -medio riéndose-; y yo estoy del otro lado, leyéndole no sé qué cosa.
Y después no sé, porque me despierto.
Bizarro.
La cultura del machismo
Diálogo telefónico entre Ine y su pequeña hija de escasos tres años, por speaker.
D: Hola mamá
I: Hoooooooola mi reiiiiiina, cómo estás?
D: Bien mamá. Estás en la porquería?
C: [jajajaja (en-la-QUÉ?)]
I: [en la porquería]
I: Siiiií, mi reina, estoy en la porquería. En un ratito voy a casa.
jajajaja
Cuelga.
C: En la... porquería...? qué es esto? un telo?
I: Nah, en la PE-LUQUERÍA... ella siempre dice que 'papá está trabajando en la oficina, y mamá está en la porquería'.
D: Hola mamá
I: Hoooooooola mi reiiiiiina, cómo estás?
D: Bien mamá. Estás en la porquería?
C: [jajajaja (en-la-QUÉ?)]
I: [en la porquería]
I: Siiiií, mi reina, estoy en la porquería. En un ratito voy a casa.
jajajaja
Cuelga.
C: En la... porquería...? qué es esto? un telo?
I: Nah, en la PE-LUQUERÍA... ella siempre dice que 'papá está trabajando en la oficina, y mamá está en la porquería'.
miércoles, enero 2
Summertime
Escuchar a Billie Holiday es como estar de vacaciones. En estos días era Summertime y The way you look tonight, y la noche clara y las estrellas.
Cortázar también se imaginó a Wanda y a Teresita escuchándola. Pero ellas estaban solas en su casa, y mientras se fumaban unos puchos a escondidas, y miraban una foto de Ringo.
Cortázar también se imaginó a Wanda y a Teresita escuchándola. Pero ellas estaban solas en su casa, y mientras se fumaban unos puchos a escondidas, y miraban una foto de Ringo.
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