Me estoy comiendo unas frutillas requete ricas recién arribadas del supermarché, en pantuflas, bufanda, sweater, pantalón de corderoy y medias térmicas. El domingo caí de nuevo en cama con angina. Ayer ni siquiera podía tragar y tenía que escupir la saliva por el dolor que me provocaba tragar. Horrible y desagradable, lo sé.
Además ni siquiera tenía fuerzas como para levantarme de la cama. Me la pasé mirando capítulos de Dr. House que no sé de qué eran (porque me quedaba dormida todo el tiempo) y en los intervalos de lucidez agarraba un hisopo, lo mojaba en Ernex y me sacaba las placas de la garganta con la punta de algodón. Después gárgaras con bicarbonato. Después de nuevo a la cama.
A la noche vino T a visitarme, se tiró conmigo a mirar tele, y se comió una sopa de arroz con restos del zapallo de Lola del mediodía sin decir ni mú. Después aceptó mirar The Holiday conmigo sin
mostrar resistencia (salvo en un momento de lucidez en el que hizo un pseudo zapping que no fue más allá del canal de TyC sports, y volvió a la película antes de que terminara la propaganda) mientras me hacía mimos en el pelo.
Después bajamos a la cocina y mientras yo me comía un alfajor havanna, T se dispuso a escuchar -con profunda seriedad- la reflexión que había hecho esa misma mañana acerca de mi enfermedad y su conexión con el estrés laboral por el que estoy atravesando (no me acuerdo bien cómo había empezado mi disertación, pero supongamos que fue algo así:)
C: hoy a la mañana estaba bastante triste
C: como que me agarró bajón por estar en cama
C: y me di cuenta que es por el tipo de vida que estoy llevando, no sé, estoy todo el tiempo haciendo cosas, necesito descansar
y después dije algo que entiendo le causó mucha gracia
C: me levanto muy temprano para ir a trabajar, ponéle
Con esa última línea, Tomás se empezó a reír sin parar. Digamos que estuvo riéndose durante tres minutos de reloj, abriendo la boca como diciendo no puedo creer lo que estoy escuchando, y yo absolutamente seria.
Hasta que se dio cuenta que yo no me estaba riendo.
C: yo no me estoy riendo. Contáme de qué te reís, quizás me cause gracia también
T: no me río de vos, me río con vos
C: no, conmigo no porque porque yo no me estoy riendo
Después hicimos las paces y no nos enojamos más porque yo sabía que estaba sensible y que iba a empezar a dramatizar. Las mujeres siempre sabemos cuándo hay peligro de dramatización. Además él ya había hecho suficiente comiendo vitina.
martes, septiembre 29
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
vos me hacías reir, me tiento muy fácil yo.
sí, ya sé
eso es porque cuando repartieron te tocó de las más graciosas
Publicar un comentario