No es tan clara la transición, pero hay un momento en que te das cuenta de que en realidad no te gustan tanto las aceitunas negras, ni sos tan tolerante con la gente que grita cuando habla, ni sos tan diestra para explicar. Como si toda tu vida hubieras estado segura de tus cualidades, de tus preferencias y con la tranquilidad de la que se jacta quien sabe recorrer a ciegas enumerabas tranquila: pidamos algo con queso, helado de postre, miremos una de Woody Allen, limpiémonos con el repasador, con un minuto de microondas alcanza, la medida cautelar es un helado que se derrite, no hay nada que me vaya a hacer cambiar de opinión. No es cierto que sea mala.
Después un día [zas].
Ni aceitunas negras.
Ni Norah Jones.
Ni tan diestra. Ni tan osada.
Ni tan buena.
martes, enero 20
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1 comentario:
Momento bastante liberador por lo demás.
Saludos al río.
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