Hablar con alguien que quiero mucho después de tanto tiempo sin noticias, se siente terriblemente bien por todas las extremidades. El efecto inmediato: pensar que nada puede ser tan malo, que estuve tan preocupada por cosas tan tontas, tontísimas, que en realidad la cosa es mucho más simple, que a veces es cuestión de dejarme llevar, de no pensar de más, no pensar tanto las cosas -menos a esta altura de mi ciclo hormonal-, que no puedo quejarme de nada. Todo eso siento en ese momento, tan fácil la solución al desencanto.
Me duele la cabeza y es culpa de las hormonas. Me siento triste y es culpa de las hormonas.Tengo ganas de matar a mi hermana que vació un frasco de tinta en mi escritorio de madera y se niega a reconocerlo cuando sólo pudo haber sido ella o la gata: también, culpa de las hormonas. Me duele la panza, y le echo la culpa a las hormonas (y a todas las trufas de chocolate que me comí y acopié para después del almuerzo, en un acto de gula obsceno).
Pero no le iba a contar de eso. Preferí escucharlo y que me contara.
Empezó un curso de cerámica (en seguida me aclaró que 'no es de puto, en serio; lo que sí, está lleno de señoras'). Me lo imaginé perfectamente en el medio de todo eso, las manos llenas de arcilla; sus pantalones, su remera, su cara: todo con arcilla. 'De qué te reís?' 'De nada, de nada.. me parece genial. Hiciste ceniceros, ya?'.
Después Lisando Aristimuño que no está nada mal. Después sobre sus entregas, sobre mi laburo, el sur este miércoles, mi gata manteniendo su obesidad habitual, Kurt comiendo las piñas del árbol, su colección de sillas de diseño, mis clases de pintura.
'Y vos, petisa? tu finde?'
Pensé en contarle, pobre Caro, su jueves, su viernes, su sábado, su domingo y este lunes hasta recién tan chotos, Caro diciendo las cosas como no quería decirlas, las palabras sonando mal, los verbos mal conjugados, Caro intentando infructuosamente arreglar las cosas, rompiendo con todos los parámetros de la inteligencia emocional, los planetas no alineándose en pos de la enmienda, Caro teniendo frío en una esquina, a la mañana siguiente todo sintiéndose tan mal e inadecuado. Inadecuado, sí.
'Hice cosas inadecuadas, creo. Pero bueno, creo que nada puede ser tan malo. Espero'.
Me bajé del tren, y mucho-mucho frío. Caminando por el andén con mi paraguas con flores fucsia y mango de resina azul, al que Pancho adjetiva como cachudo y yo rebato con que bien podría ser de Mary Poppins, después llegar a casa, zapatillas, jogginetas, remera Globant obsequio de Fistu, me fui a correr.
lunes, junio 9
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2 comentarios:
No se que planeta , hasta el 20 de junio, interrumpe, desvirtua,desarticula, no propicia las comunicaciones, hola? , me escuchas???, si , que tal vez...digo, me escuchas??? que talvez no sea hormonal, oiste???? no normal no, hor-mo-nalllllllllllll. bueh parece que se cortó.
Ja jaja jaja
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