Especialistas en psicología distinguen dos clases de sentimiento de culpa: el consciente y el inconsciente.
El sentimiento consciente de culpa aparece bajo la forma del arrepentimiento y el autorreproche. Es aquel que conduce a la reparación del daño ocasionado o, al menos, a la asunción de la responsabilidad.
Por el contrario, el sentimiento inconsciente de culpa reconoce manifestaciones muy variadas. A tal punto que puede aparecer como depresión o como otros síntomas psiquiátricos.
Un ejemplo de este tipo de sentimiento de culpa podría ser el de un niño pequeño que, al romper accidentalmente un juguete, tal vez intentará repararlo, pero si no lo consigue, lo arrojará al piso hasta terminar de destrozarlo. Otro caso sería el de un adolescente que ofende a su novia, luego se arrepiente y le pide disculpas; pero pronto sentirá, con alguna razón, que su pareja lo debe querer menos y, para probarla, le inflige una ofensa mayor hasta despedazar el vínculo.
En otras palabras, el sentimiento inconsciente de culpa lleva a una persona a estropear cada vez más una situación de por sí complicada.
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