sábado, agosto 30

viernes, agosto 29

You only live once

1. Me golpeé severamente con el borde de la bañadera porque calculé mal, y auguro un moretón a mitad de camino entre la rodilla y el empeine.

2. Comí una brochette de pollo con cositos en el Kilkenny porque fuimos a festejar nuestro día y pasaron de nuevo un disco de The Strokes, esta vez First impressions of earth. Como a Pancho también le gusta tarareamos mientras mirábamos la carta

Ooooh Oooh Ooooooooh
Some people think they're always right
Others are quiet and uptight
Others they seem so very nice-nice-nice-nice-nice-nice... uuuuuuuuuoooo ooooooohhhh
Inside they might feel sad and wrong ooooooooooo no

3. Después estuve todo el día tarareándola, la llamé a mi hermana y se la tarareé por teléfono, volví en el tren y la escuché como tres veces seguidas (muy obsesivo, pero ahora que lo exterioricé ya puedo terminar con eso).

Y me acordé de que Nico es igual-igual a Nick Valensi:



Sólo que Nico tiene más barba y llega al estante más alto de las bibliotecas sin hacer puntitas de pie.

jueves, agosto 28

Mencanta



Si viene un chico y me la canta, yo le hago un helado de crema batida con una cereza.

(sin clasificar)

Hoy no podían ni Andrea, ni Raquel, así que caí en manos de una NN gordita que a primera vista parecía buena onda y no tenía ni uñas largas, ni pintadas con esmalte nacarado, lo cual es mucho decir.

La realidad también es que a esta altura del partido a mi me da bastante lo mismo quién me depila, siempre y cuando acabe con todos los pelos con los que tiene que lidiar y me repase con la pincita.

Pero cuando se trata de cera en mi cavado me torno insoportable. Quien haya de untarme tiene que entender lo que le pido y manejar la pala y la cera con pericia y conforme mis estrictas indicaciones.

En primer lugar, a mi NO me gusta el cavado profundo. No es una cuestión ni de dolor, ni de pudor, ni nada. Es una cuestión de estética. Respeto profundamente a todas las mujeres que hacen proselitismo de este -llamémosle- estilo, pero no hay nada que me haga cambiar de bando. A mi me gusta el cavado normal, la forma triangular, el pelo donde debe estar. En verano, supongamos, quizás un poco más avanzado a los fines de evitar desmanes que podrían causar las olas y el viento, pero no más que eso.

Hoy esta chica NN me preguntó "normal o profundo" y yo le contesté igual que siempre: "normal".

Cuando ya estaba en la segunda pasada, empezó un monólogo sobre las preferencias de los hombres en torno a la depilación que no supe hacia dónde conducía hasta que tiró de la última tira de cera, me espolvoreó con talco y me aclaró: "te hice cavado profundo así se te mantiene mejor; vas a ver que a él le va a gustar".

La verdad es que no supe cómo reaccionar. Si no hubiera estado en bolas acostada sobre una camilla forrada en hule, probablemente le hubiera gritado cosas horribles y me hubiera largado a llorar ante semejante ultraje. Pero no pude. Me quedé dura, con lágrimas de impotencia a punto de estallar, mirando el desastre que me había hecho, yo tan pudorosa para estas cosas y tan conservadora y ella tan perra-desgraciada. Pero me guardé todos mis insultos y todas las cosas malas con las que la amenacé mentalmente, y le pregunté:

"Cómo te llamás?"

"Nancy"

Y mientras yo me vestía y ella iba anotando lo que me iba a cobrar, hice una nota mental: "con Nancy nunca, pero nunca-NUNCA jamás".

miércoles, agosto 27

Mi hermana (lecciones de vida I)

Mi hermana está en esa etapa adolescente-púber en la cual cree con total convicción que la vida se lee de izquierda a derecha y que la verdad siempre se presenta como ideas claras y distintas (igual que a Descartes).

Yo me divierto poniéndola a prueba, le pregunto, la cuestiono, la hago pensar.

Y ella cada tanto me la devuelve:

Lulu: 'Agradecé que no dejé que te compraras esos zapatos de cebra con el bordecito de charol fucsia. Hubieses sido la versión bastarda de Reese Witherspoon en Legally Blond'.

miércoles, agosto 20

Uffffffffffffffffff

Estoy aburrida. Hay pocas cosas para combatir el aburrimiento un miércoles a la tarde. Si estuviese mi hermana inventaríamos alguna cosa diver (esta palabra siempre la usa Tesa y a mi me resulta tan ajena). Pero no está (mi hermana). Qué choto que no esté.

Además me dejó ese libro bajón para que lea. La sombra del viento. Y como no empatizamos (el libro y yo, y no porque el libro tenga algún problema, sino porque esta vez de verdad no es él, soy yo) lo estoy leyendo intercalado con el libro de Tolouse Lautrec que ingresó a las filas de mi biblioteca la semana pasada y que tiene Divan Japonais y otras pinturas de Yvette Guilbert que están buenísimas.

Cosas que hice:

1. Tuve mi clase de française y leímos Le Petit Prince, después ma prof me preguntó por mi finde y le conté que ví Amélie por -ya perdí la cuenta- vez (agravado porque la ví el domingo a la noche con mi madre y Marinés) y le dije que no tenía una buena excusa para haberla visto tantas veces, y que de verdad no hubiera reincidido si la alternativa no hubiese sido ver Gone with the wind.

2. Me comí un sandwich de jamón y queso bastante estándar y desabrido, y de postre nada porque como era el cumpleaños de Paco (y ayer el de Jota) iba a haber torta y había que guardar espacio. Me sobró un yogur firme de frutilla que guardé en la heladera del laburo con un cartel que dice: "Caro" y "Por favor, no hurtar. Gracias".

3. Llamé a mi beloved bro para hacerle una consulta jurídica, fui tomando nota de sus explicaciones y muy especialmente de la conclusión "si grazna como pato, camina como pato y actúa como pato, es pato". Mi hermano es lo *más*. Y no lo digo porque sea mi hermano, lo digo con fundamento. Tiene todo lo que yo buscaría en un hombre: es inteligente, es ingenioso, es divertido, se ríe en el momento adecuado y tiene barba. Y me deja que lo llame todo lo que quiera.

4. La visité a Lola y la mecí en su huevito. También la ví vomitar con mucha gracia. Absolutamente todo lo que hace tiene mucha gracia.

5. La llamé a mi hermana y le pregunté por su slalom.

6. Me puse a averiguar sobre el curso de fotografía, y dí con una subasta de fotos que se va a hacer en el MALBA. Revisé el catálogo y tenía cosas muy bizarras, mucho más que Mr. Maravilla y su mujer. Me pareció que hubiera estado bueno ir con H a ver qué onda. Hubiera sido divertido.

En estos días me pasaron cosas así, pensando que en el fondo-fondo el tema no era la cantidad sino la calidad. Y la verdad es que con H de eso sobraba. Esas cosas que está bueno compartir, mucho más que otras cosas, no sé. Escribirle todo lo que quiera, por ejemplo. Regalarle lo que tuviera que ver conmigo, y tal vez (no tanto) con él (aunque él insistía con eso de que entre sus pendings estaba ser un buen pintor y esas cosas), y después el simple talk. Estar de repente leyéndolo o escuchándolo y que me hiciera sonreír. Tanto. Que me hiciera odiarlo y quererlo todojunto, al mismo tiempo, y no habérselo podido decir. La certeza de que siempre es él mismo. Sobretodo eso.

Después pensé que desde el lunes pasado hasta la próxima vez tal vez no haya una distancia enorme, y que si cierro los ojos y hago fuerza maybe I could handle that.

Yo sabía que la parte más difícil iba a ser después de ese lunes. Creo que se lo dije. Porque ya me había dado cuenta de eso antes, mientras estaba en el lugar equivocado y fuimos a Rendez-vous. La parte más difícil es querer que esté y saber que no puedo hacer magia, ni se lo puedo pedir ahora.

Pero si cierro los ojos y hago fuerza, quizás.

domingo, agosto 17

sábado, agosto 16


El de Ganesha es así también.
Hoy me levanté con dolor de panza *mal*, y haciendo sinapsis creo que todo empezó con el pescado que cocinó Concho ayer -con mucho cariño- y las milanesas crudas de la rotisería. El avocado está exento porque estaba riquísimo, y la chocotorta jamás podría ser inculpada.

Además tengo mucha sed y la noche de ayer me dio dolor de cabeza, así que mientras estaba haciendo pis y miraba todas las cosas que sacó mi mamá del ropero del baño y que yacen hace dos días sobre el lavatorio esperando ser clasificadas, di con el frasquito de Tiger Balm que compré hace años en el Barrio Chino, y que para mi felicidad y tranquilidad espiritual (manipulada) no tiene fecha de vencimiento legible. No habiendo entonces barrera que impidiera su aplicación, me puse cantidad moderada de ungüento en la sien.

Ahora estoy con mis pantuflas de verano (porque las de garras son demasiado abrigadas) envuelta en mi mantita animal print, y me siento con una especie de síndrome de abstinencia horrible.

En días como este se hace lo que se puede. A veces se puede muy poquito.

viernes, agosto 15

Come on baby drive my car

Después de mucho tiempo hoy tenemos nuevamente girlies night con my dearest Concho y Festi: vininis y queijo, después algún bar.

Además de que a mi MENCANTA manejar, cantar en el auto me hace feliz. Y saberme las canciones es especialmente importante y necesario para lograr el efecto deseado.

Siempre que puedo pido que me dejen el volante. Jamás permití que mis ex-novios manejaran el batimóvil. Jamás. Cederle el volante a un hombre que no figura en la cédula verde ni es titular de una azul, ni es pariente consanguíneo colateral en segundo grado, o en línea recta ascendente, no tiene asidero moral, ni espiritual, ni social. Es una mera delegación impropia de facultades que sólo debe ser permitida en casos excepcionales.

Y como a mi mencanta manejar, en reiteradas oportunidades y echando mano a excusas absolutamente fantabulosas, pedí que me concedieran el privilegio e hice puchero cuando me lo negaron, invocando machismo y otros argumentos mucho más débiles como "una relación se basa en la confianza", "haber chocado haciendo marcha atrás contra un auto frenado en un semáforo no me inhabilita" y "yo jamás te negaría el volante de mi auto" (todas ellas inyectoras de culpa).

C2H6

Someday, when I'm awfully low,
When the world is cold,
I will feel a glow just thinking of you
And the way you look tonight.

(Billie Holiday)

Yo también guardo hasta los boletos de colectivo. Monedas viejas, postales, estampillas, señaladores. Servilletas escritas, folletos, entradas a recitales, clips que ya no me agarran el pelo, cuadernos, cajitas de fósforos (tengo una fucsia muy chic que me regaló Pit cuando estábamos en México), recortes de diario, post-its con inscripciones de lo más variadas (direcciones, to-do's, listas de supermercado, propuestas indecentes y notas mentales).

En el marco del espejo que tengo en mi cuarto (que era de mi abuela y que pinté de blanco) tengo, por ejemplo, una postal de Carnal con un corazón atado con una especie de alambre (de lo más cachudo) que tiene escrito el nombre del escritor que me recomendaste esa vez mientras te divertías testeando mis aptitudes literarias.

El otro día cuando me bajé del auto quería decirte también que en realidad la parte más triste es que te voy a extrañar.

Pero bueno, yo tampoco tiro nada. La pelota de nieve (que ya no es más pelota ni tiene nieve) está sobre el primer estante de mi biblioteca.

La verdad que queda bastante linda ahí.

domingo, agosto 10

Fact

Es delgada la línea que separa el ser colgado y el ser desconsiderado.

A mi me suelen caer mal las dos especies.

Carmela

Carmela y las bebidas alcohólicas y analcohólicas

Y aunque le digan que es lo menos, a Carmela le gusta el Gancia. Con Sprite, azúcar, hielo y limón. Si le impusieran una gaseosa, ella elegiría una Seven Up; si le permitieran elegir con total libertad, el agua sin gas. Siempre. Las burbujas le traen gases (efecto colateral que la etiqueta nunca reza y ella supo asociar).


Sus objetos fetiche

Carmela guarda siempre en su cartera un hilo dental, un cepillo de dientes, un gato de la fortuna y un dedal.


Los domingos

Lee sistemáticamente el horóscopo de la revista que viene con el diario para saber qué le depara su signo solar.


Beliefs

Carmela empieza a creer que el amor es una quimera.

jueves, agosto 7

L

Lola se va a poner bien.

Ahora no entendemos por qué las cosas son así, pero ella va a estar bien.

Y en nuestro próximo cumpleaños va a haber chocotorta y globos de helio. Y una de esas piñatas mexicanas con cosas copes adentro.

(no todos los días nace tu sobrina preferida el día de tu cumpleaños)

domingo, agosto 3

sábado, agosto 2

Y para mi cumpleaños me regalaron una sobrina.

(repuntáme esa...)

viernes, agosto 1

Wishlist para mi cumpleaños Nro. 26

Querido Santa:

A modo de excepción y (sobretodo) porque debo estar en tu top ten de niñas buenas, te pido que este año te encargues personalmente de mi cumpleaños. Sé que excede tu competencia en razón de la materia, pero ambos sabemos que por cuestiones de equidad correspondería que atendieras mi pedido. Incluso, Santa, lo tomaría en compensación por el amigo invisible que me adjudicaste en las navidades pasadas (de TODOS los amigos invisibles, Santa.. qué feo).

Siguiendo con mi epístola, entonces, este año no quiero ni globos de helio, ni un enano de jardín. Tampoco voy a insistir más con el pony, Santa (después de 20 años consecutivos coincido en que tal vez no sea tan buena idea). La depilación definitiva, BTW, me la pagué yo sola.

Pero sí estaba pensando en otras cosas. Estaba pensando, por ejemplo, en una buena dosis de abrazos, que me acaricien el pelo, un vals en la vereda, algunos besos (de esos no escatimes), un libro cope para leer, y una chocotorta (la de hoy estuvo bien, pero no cuenta porque el día de hoy no es el de mañana, tu sabes).

Y el pony te lo cambio por un mono.

Te saluda con mucha atención,

C

Teoría conductista de Pavlov

El nuevo vicio de la gata es comer dulce de leche. Pero sólo tiene permitida una cucharada de té por día, porque mi mamá dice que más de eso no toleraría, y que corremos el riesgo de volverla diabética.

Mientras lame la cuchara (esta es la parte en la que tengo que aclarar que tiene una cuchara asignada, cuyo mango exhibe una bandera de Canadá), mientras lame la cuchara echa las orejas para atrás y los ojos se le desorbitan. Y sonríe (juro que sonríe). Como si todas las endorfinas de su cuerpecito obeso y amorfo se concentraran en su cara y las glándulas salivales estuvieran a punto de estallarle de tanta secreción. Mi gata, mientras lame la cuchara, es simplemente feliz. Y como buena madre, su felicidad redunda en la mía.

Mi mamá estaba terminando de secar los platos y yo -sentada en el mármol- miraba a Luna relamerse para capturar lo que quedaba de dulce de leche en sus bigotes. Y mientras mimadre secaba (yo odio secar), retomó el tema de lo vieja que está la gata y que de verdad ella pensaba que no iba a sobrevivir al viaje de mi hermana. En casa todos creen que su muerte es inminente, y cada tanto me lo recuerdan.

Y yo por adentro pensaba en mi semana horrible, en lo triste que estoy, en esta cosa horrible que siento en la panza, en las tan pocas ganas de todo. Con tantas cosas en la cabeza, con tan pocas ganas de pensar en lo que tengo que hacer, y que de repente viene todo de golpe y no me puedo sostener, y me caigo, y cuando me estoy parando viene de nuevo todo de golpe, tan fuerte, tan pesado, y no puedo más. Si los golpes son tan fuertes, y las palabras tan cortantes, no puedo. A veces siento que ya no puedo. NO QUIERO MÁS.

Y se hizo un silencio, Luna contra la heladera -ahora lamiéndose las patas-. Yo, sentada en el mármol. Quería decirle a mi mamá que esas cosas no se piensan, y menos se dicen en voz alta. Pero estaba tan tentada con lo que estaba pensando y es que el humor te salva de tantas cosas, a veces.

"Es tan obvio que la muy perra se va a morir el sábado y me va a cagar el cumpleaños."